Mis experiencias con las vacunas Anti-COVID

Ya tengo mi tercer refuerzo, al principio dudé… mucho. La razón es que es natural dudar de todo lo nuevo, sobre todo porque me tocó una vacuna de la que se dijeron muchas cosas, o se dicen aún, me tocó la Aztrazeneca.

De ella leí que causaba coágulos, que había secuelas, trombosis, infartos. Incluso el Doctor de la planta donde trabajo me dijo que varios conocidos suyos sufrieron parálisis facial, a pesar de ello su consejo era claro «vacúnate».

El día antes de mi primer dosis le pedí mas consejos, me recetó unos anticoagulantes que me tomé durante esos días, el día previo, el día de la vacuna y un para de días después de la misma.

Esa primera vez recuerdo la cantidad increible de gente que acudió a vacunarse, recuerdo a la Guardia Nacional resguardando el sitio, había mucha logística detrás de todo eso. Era algo mayor que las mismas votaciones principales, era todo un evento en si, algo que sin duda nuestra generación recordará Siempre. Recuerdo haber hecho mi pre-registro por Internet, pedir permiso en mi trabajo para no laborar ese día, llegar muy nervioso al sitio y estar pensando en que no sabía cómo estaría al día siguiente, mucho miedo. La vacuna dolió mucho, el brazo se sintió fuertemente atacado. Me quedé unos 10 minutos (nos habían pedido quedarnos 15) sentado a la espera de algún mal síntoma, me levanté antes porque mi esposa estaba afuera esperándome y ya me había tardado mucho, además no sentía nada extraño, solo mucho dolor en el brazo que desapareció poco a poco.

Ese día acompañé a mi esposa a varios lugares a dónde ella debía ir por cosa de su trabajo. Fué a eso de las 4 de la tarde cuando me sentía algo raro, como mareos pequeños, eso me asustó. Por la tarde, al llegar a la casa, me bañé y acosté y me quedé dormido, tenía mucho sueño, no sé si por la vacuna o solo por el trabajo normal, el estress. Me desperté cerca de las 12 de la Noche con fiebre y escalofrios, me comenzó a doler el cuerpo, pero no los huesos, sino los músculos, un dolor algo extraño, y el dolor del brazo volvió a aparecer gradualmente hasta hacerme casi inútil del brazo izquierdo, no pude dormir y el dolor de cuerpo se incrementó gradualmente hasta ser altamente incómodo. Por la mañana llamé a mi trabajo para avisar que no iría, pensé que me pondría peor. Pero no fué así, ya a eso del mediodía no tenía alta temperatura y el dolor de cuerpo se fué desapareciendo gradual, pero lentamente eso si, hasta que al día siguiente ya pude trabajar normalmente.

Me gusta tomar cervezas pero esos días las evité, por las dudas, durante varios días, asi también bajé mi ritmo de trabajo y procuré descansar mas.

Así hasta mi segunda dosis. Me tocó refuerzo de Aztrazéneca, pero esta vez ya nos permitieron elegir el lugar para vacunarnos, yo opté por algo mas cercano a la casa, pero la zona era mas «popular» que la anterior, otro tipo de gente vacunándose y otro tipo de gente atendiendo, no soy elitista ni discrimino, pero me arrepentí de haber ido a ese lugar, la atención fué mala y había un tipo dándonos unas hojas para una encuesta, al parecer la encuesta era sobre enfermedades mentales, y llenamos esas hojas con lápices proporcionados por el encuestador, mismos que se le devolcían al terminar la encuesta y sin desinfectarlos se los daban a los siguientes en vacunarse, lo cual me pareció muy mala idea. Otra cosa que me fijé fué que la enfermera llenó 5 jeringas de un solo frasquito de dosis de vacuna, esto no me pareció correcto, inmediatamente de la vacuna me salí del sitio. Entre otras cosas malas de este punto de vacunación (ubicado en el Hospital Materno Infantil) estuvieron que mis datos no fueron subidos al portal de registro de vacunación, razón por la cual tuve que iniciar el trámite para corrección de datos, afortunadamente mi esposa guardó los comprobantes de vacunación.

En esta ocasión tuve CERO síntomas, ni dolor de brazo, ni fiebre, nada, absolutamente nada. Sigo pensando en que en esa ocasión no me pusieron mi refuerzo, algo turbio hubo allí.

Para la tercera dosis de refuerzo opté por acudir a un punto de vacunación colocado dentro de una universidad muy prestigiosa (La Salle), todo muy distinto al anterior punto, mucha organización y control, gente amable y preparada y la vacuna si «la sentí», no me dió fiebre pero si el conocido dolor de brazo, además de un fuerte dolor de espalda que duró unas 24 horas, pero no tan fuerte como para no ir a trabajar.

Al día de hoy me alegro de haberme vacunado, creo que es la mejor opción, me siento mas tranquilo, aliento a mi familia a ser vacunada y me siento mas seguro en el trabajo, es decir, con menos temor a contagiarme, a pesar de ello no dejo de usar mi cubrebocas y guantes, así como alcohol en gel varias veces al día y evitar aglomeraciones.